21 de septiembre de 2006

Esos saltitos tan graciosos

8 postillas
Walk this way

Mi forma de andar por la vida, en el sentido literal de la expresión, es un tanto peculiar, digámoslo así. No sé si he perdido esa peculariedad del todo, o si simplemente pues en ello estoy. En fin, el caso es que recuerdo algunos compañeros de la facultad a los que les hacía mucha gracia mi manera de caminar, con matices*, por supuesto, como todo en la vida. El caso es que nunca había sospechado que andaba de tal forma que pareciera que daba pequeños saltitos. Ligeros brincos sin separarme del suelo, ejercitando un tanto los gemelos. Y aquellos comentarios universitarios, sinceramente, me hacían gracia a mí también.

Pensé entonces que perdía mucha energía en cada paso, pues parte de mi esfuerzo para andar se dispersaba en la componente vertical, y entonces pensé que quizá debía eliminar esos movimientos superfluos que a ningún lado me llevaban, movido entonces quizás por esas ideas del ahorro energético, de la eficiencia, de los estados mínimos de energía, etc, etc.


El caso fue que una vez hecha esa reflexión, decidí conservar mis andares, pues, ¡qué diablos! ¡eran míos! así ando yo, y por esto quizá alguien me reconozca viniendo desde lejos viéndome apenas mi silueta gris oscura en el horizonte urbano... Y no hice ademán ni falso intento de perder el aire de saltimbanqui, tratando de no pensar en nada al andar. Mis andares eran mis anda-mios, al fin y al cabo.


Con el tiempo he llegado a pensar que muy probablemente esa manera de andar ha estado muy relacionada con mis tempranos problemas de rodilla. Esos problemas de rodilla que harto estoy de escuchar que son por el crecimiento. - ¡Por favor! ¡también crecen las chumberas!- Sí, probablemente. Claro está que no digo que fueran la causa directa, ni la única, pero esa relación andares-dolor de rodilla me parece incuestionable. Hoy día, trato de ser muy consciente de mi manera de andar, de pisar, descansar el peso sobre los pies, etc. etc.


Hoy día me miro en el cristal, y me pregunto cuántas "maneras de andar" habré llevado con "orgullo" en mi vida, defendiéndolas a capa y espada -porque así soy yo, porque son muy mías, porque así me parieron, porque yo he llegado a esta conclusión, porque... porque... - y me pregunto cuántas de ellas no habrán hecho más que perjudicarme, o no beneficiarme, o han acabado hiriendo a segundas o terceras personas, del singular o del plural. ¿Cuántas serán?


Algunas creencias que pensamos muy nuestras, algunas tan aparentemente bondadosas (a lo mejor), o aceptadas socialmente, o tradicionales o históricas, pueden producirnos/les dolores en las rodillas. Nunca es tarde para rectificar, por mucho que duela. Y digo esto sin pensar en nada, ni nadie. Sin mentar al islam, ni al Papa, ni a mahoma ni al sursum corda, ni a la mosca del vinagre. Sin mentarlos, aunque podría.



*matices: algunos podrían ser uno, y el género ser el contrario o complementario (sin reintegro). Además, la gracia podría ser simple llamada de atención. Pero el caso es que era eso: no pasaba desapercibida.