2 de octubre de 2009

LA ETAPA REINA

47 postillas
Yo hice la comunión en los Salesianos cuando hice 9 años. Curiosamente, al año siguiente, alguien decidió que a esa edad se era demasiado inmaduro o algo por estilo, y subieron la edad a 10. Bueno, no me lo tomé a mal entonces ni me lo tomo mal ahora. Ellos sabrán.

Desde el 2 de marzo del 2001 a hoy, 2 de octubre de 2009 han pasado muchas cosas. Demasiadas vistas desde unas perspectivas, y demasiado pocas, vistas desde enfrente. Pero llover, ha llovido. Eso es indudable. Se cumplen 8 años y medio. Exactamente ese tiempo. 8 años y 6 meses. Justos. Justo a medio año de entrar en edad de comulgar, podríamos pensar. Así que bueno, supongo que cada cosa tiene su momento, y se ve que ha llegado la hora del cambio. Lo sé. Se trata del final de una etapa, la etapa Reina (...mis ganas... ¬_¬ *) . Mi infancia como trabajador toca a su fin. Es hora de madurar (no te rías, ome).

Este poste está escrito para ti, que me conociste a lo largo de estos 8 años y medio, por aquí en medio. Sé que no todos los invitados vendrán (como en las bodas), y que de los que venís, pocos me dedicaréis unas palabras de réplica/contestación a modo de postilla. Lo asumo, aunque deseo que escribas algo, aunque sólo sea tu nombre. Yo, que te aprecio, lo agradeceré. Mucho.

No sé muy bien qué decirte. De verdad. Te cuento, por ejemplo, que afortunadamente no me voy huyendo de nada, de nadie ni tan siquiera de algo. Afortunadamente el cambio es provocado por una más fuerte atracción del imán destino. No obstante, no todo ha sido bueno, claro que no. Ni todo ha sido malo, claro que tampoco. Y aunque sé muy bien qué ha sido lo bueno y qué ha sido lo malo, me ahorraré el dejarlo sobre este (maldito) cristal, que debe quedar tan limpio como sea posible.

Te pido que disculpes mi discreción o secretismo respecto a este cambio de aires. Debes saber que me hubiera encantado charlarlo contigo pausadamente, pero es complicado. He tratado de alargar el triste momento de la despedida, y aquí estamos. Ahora, y de esta manera, que no sé si te gustará más o menos, pero es la mía.

Me voy. Algo cansado, pero ilusionado. Tremendamente ilusionado. Me voy, agradecido y contento por haberte conocido. Realmente el trabajo de RRHH es brillante a la hora de seleccionar al personal (¡qué buenos somos todos! sobre todo yo, ¿no?) - la mejora debe sufrirla el trato posterior y la gestión - pues en todos los proyectos, en todos los edificios, en todos los ambientes, he estado rodeado de gente fantástica (la mujer invisible, Mr. fantástico, antorcha humana y la cosa, entre otros). Fantástica de verdad. Fantástica, pero de verdad. Recuerda siempre que somos personas, y como tales debemos tratarnos: humanamente; cercanamente.

Nada más. Fue un auténtico placer. El placer es mío. Gracias. Te lo agradezco. Jojojo. Bueno, sin más enredos, simplemente espero que si no sabes aun dónde encontrarme, creo que ahora sí lo sabrás. Quien quiera, ahí me tiene.

Me voy. Qué lástima, pero adiós.

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*siempre he querido usar esos símbolos, puñeta. Por fin lo hago

1 de octubre de 2009

BOLSA CACA. CACA TÚ

1 postillas
Desde hace unos días, venimos asistiendo forzosa y forzadamente a la operación siéntete culpable, o la operación mierda pa ti, como a mí me gusta llamarla. Estamos siendo testigos de excepción de cómo se está criminalizando a ese útil objeto continente que útilmente utilizamos para el contenido de la compra.

Sí. Estamos presenciando la ejecución de la sentencia que dicta que las bolsas de plásticos son las malas malísimas de la película. Lamentablemente, no hemos sido invitados al juicio. Yo al menos. Bolsa caca, dicen, en un alarde de buen gusto, emulando a aquellos y aquellas y estos y estas y esos y esas que orientan a sus churumbeles repitiéndoles rei-te-ra-da-men-te la asociación de ideas betis-caca, sevilla-caca, según qué barrio les pague la minuta a final de mes. Pues nada. Caca por un tubo. Ahora resulta que Bolsa caca.

Pero.

No seré yo quien diga que las bolsas de plástico son benditas bendiciones alicaídas del cielo y tierra, cuyas bondades conocen los pueblos de todas las edades. No. Ciertamente no seré yo, porque no lo creo. Al contrario, estoy aburrido de recoger en la arena de la playa, ¡incluso de dentro del mar! cienes y cienes de cientos de bolsas de plástico que algún incauto -pobrecito- deja olvidadas -por error, claro-. Me apena pensar en esas personas, cuando vayan a echar mano de esa bolsa del mercadona usada, de esa lata de cerveza vacía, de esos envoltorios y paquetes de tabaco... y vean que los han dejado olvidados en la playa. Pobres. Qué injusta es la vida. Cuando quieran volver a recoger las 8 colillas que dejaron olvidadas en la arena, no las distinguirán de las otras 200 que encontrarán a su alrededor. Menudo dramón.

Pero.

Es absolutamente simplista e injusto criminalizar al objeto, a la bolsa, de la manera que se está haciendo. Los mierdas que hay en el mundo, que no ven más allá de la mierda que tienen en el ombligo, que son muchos, son los caca. Es el uso insolidario, la falta de visión global, el brillo por su ausencia que tiene el respeto de algunos, y no la bolsa en sí, lo que es negativo y nocivo para la naturaleza. No me cuentes milongas. No las acepto. Las bolsas no piensan, no deciden, no tienen mala intención, no son asesinas de caca-túas ni de barracudas. El ser humano, artista él, sí.

Por eso te pido que seas cuidadoso al recoger las porcandas en el campo o en la playa. Y si no lo has dejado tú ahí... bueno,... recógelo también, por favor. Y si quieres, cuando escuches la famosa campaña de desprestigio en contra de las bolsas (¡qué cosas!), repite conmigo:
¿Bolsa caca? ¡Caca tú!

--postscriptum: dicen que las bolsas tardan 400 años en hacerse caca. Tararí que te vi. ¿Alguien sabe cuánto dura una colilla en la arena? Yo me hago una idea, sí... Colilla CACA