29 de agosto de 2005
25 de agosto de 2005
Sí, hay un verano sin blog
Otro hecho no hecho, es el hecho (no elecho) de haber sobrevivido sin lo que hasta entonces (antes de vacacionar)me parecía imposible: vivir sin leer blogs, sin escribir en blogs, sin desvariar en blog, sin deconstruir nuevos postes en el blog que lo sustenten, etc. Pensaba yo: bueno, hoy día hay cibercafés hasta dentro de los cafés con leche, así que si me da el mono, me pongo mi mono de bloguer o blogger, y ala, a postear cual karl malone. Pero no. No he entrado ni para leer el correo electrónico de otro, ni el mío propio. Y... queridos amigos, esto significa que sí, hay un verano sin blog. Lo cual no quiere decir que sea malo, ni que sea bueno, ni neutro como el pH cuando es neutro. Es así. Muchas cosas han pasado, sí... y si te interesaran, preguntarías ¿verdad? Eso es espero.
Me alegro de verte ahí, tan aparentemente concentrad@ (en los zumos),.. y esbozando esa leve sonrisilla pillina... :-)
5 de agosto de 2005
Un mal final para un buen r(el)ato
El inspector la sacó de su movimiento desconsolado, cogiéndola de la mano y rogándole colaboración. –Señorita, acompáñeme un instante. Sólo será un momento. Y la llevó profesional pero humanamente de la mano hasta la mitad de la habitación, donde se pararon producto del temblor que sacudió a Azu al empezar a ver al lado derecho de la cama, sobre el suelo, boca-abajo, y también desnuda, lo que temía encontrar. – Al parecer ella perdió el control con el juego sexual que llevaban… El espejo lo tenía ella en las manos, y debió resbalársele, con la mala suerte de quebrarse en algún momento, ella caer sobre él … y terminar ambos así… Un accidente lamentable, ciertamente . -¿Qué tontería se le había ocurrido esta vez a esta loca? No paraba de preguntarse mientras se deshacía en lágrimas con forma de interrogación, que empapaban su cara arrugada.
Cuando Azu miró al cielo (que estaba tapado por el techo de la habitación) y gritó diciendo que ella la quería, que no podía haber pasado esto , no sin haberlo intentado juntas… una música sacó a todos los presentes del estado de convulsión. Parecía una sirena de policía. Azu miraba extrañada al inspector, el cual se quitó la gorra, las gafas de sol y un bigote postizo. Era López-Iturriaga, que con un ramo de flores en una mano y un monigote de papel blanco enorme en la otra, le decía a Azu que todo era una broma, que se riera y saludara a la cámara. Azu cogió el ramo con la mano izquierda, y le agradeció la broma a Iturriaga con un gancho de derecha en la mandíbula que lo tumbó. Se subió con los tacones a la espalda de la actriz, se quitó uno, y le acertó de lleno en el pene con el tacón al actor, que inmediatamente dejó de sonreír y aplaudir.
Azu salió de la habitación diciendo, con desdén, aquello de Ya me había dado cuenta…
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A mariose se le ocurrió dejar abierto el final de su buen relato, llamado UN FIAMBRE EN MI CAMA. Este es el final que le dediqué (desafortunadamente para ella). Léelo completo, en orden o no, como quieras que quieres.
2 de agosto de 2005
Sombra de Luz de Luna
Hoy no voy a escribir nada tampoco. Todavía es pronto. Y no voy a pensar ni calcular cuántos han pasado desde el último poste. Desde el último no trampa. Hoy no voy a publicar nada, pues nada voy a escribir. Todavía es pronto. ¿Mañana...? bueno, todo es proponérselo. Mañana puede ser un buen día para escribir algo nuevo. Pero de igual modo que hoy es pronto, sé que mañana será tarde. Y la tarde será noche. Y la noche de mañana no me traerá una luna llena. La luna llena ya pasó. La parte positiva es que sin luna, sin mi luna, se puede ver cómo brillan otras estrellas que nos miran desde ahí arriba, aparte del sol. Porque el sol es una estrella más de las que reinan en el firmamento, aunque a veces nos olvidemos de eso. Pero yo, como buen cáncer, soy lunático. Y yo nunca seré una estrella.
Curiosamente, una extraña relación de radios y distancias, hacen que la Luna (ya en mayúsculas) y el Sol (también) nos parezcan iguales... en tamaño. Similares, más que iguales. Y los objetos en la noche oscura no generarían sombras a no ser por la luz despreocupadamente redireccionada por la Luna, que gustoso nos regala el Sol. Sombras de luz. De luz de Luna. Por todo ello, y por nada más que el absurdo de estas líneas sin sentido ni dirección, hoy no escribo nada tampoco. Mañana.
Mañana sí. Por eso no leas esto hoy, porque no lo voy a escribir. Léelo mañana.