28 de mayo de 2007

El emisario azul y la maestra de las palabras

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Llegaron una hora tarde al nodo principal, que coincidía por aquel entonces con el nodo geométrico y virtual de la galaxia, y mientras dejaban a buen recaudo y bajo tierra la nave que los llevó por encima del horario previsto por el navegador virtual, se les hizo más tarde aun. Los 3 visitantes se completaron ya a las órdenes del anfitrión, conformando desde entonces un ejército de 4 emisarios de color, que empezaban su misión, una vez repasado el plan.
La entrada titubeante fue motivada en parte por la incertidumbre de desconocer el aspecto de la comandante en jefe, que vivía su gran día. Al menos uno de ellos. Uno de esos grandes días que hacen grande una vida.
Cuando te mueves por las estrellas, apenas sabes a dónde vas, y ahí estaban los cuatro emisarios rasos, extraños entre estrellas, satélites y niveles excitados. Se llegaron a preguntar ciertamente si por allí andaría Ijon Tichy, o si estaría por llegar.

-Tienes que hacer notar tu llegada, emisario azul.
-Ya, pero...
-A eso hemos venido
-Ya, pero...

Cuántas preguntas y cuántas falsas dudas. Cuánto suspense, que -no nos engañemos- acrecentaba un tanto la esperada llegada del momento clímax para el emisario azul. Descubrir a la Maestra de las palabras no era cualquier cosa. También los otros colores lo sabían.
Y sí, allí estaba ella, la comandante en jefe, ya Maestra con su uniforme azul claro del color -dicen- de los ojos del emisario azul. Radiante, ciertamente radiante, pero algo cansada. Era su día, y los nervios de las terminaciones nerviosas a veces agotan más que las carreras de 42 km, o las de 6 años (luz). No estaba sola. La acompañaba su perpetuo séquito, conocido como Al Aígro.

Demasiado tarde. Bueno, nunca es demasiado tarde. A veces.

-Es especial, emisario gris. Tengo que darle algo
-No tenemos nada, emisario azul
-Le daré algo de color. Su color
-No olvides esconder tu habla. Te reconocería y eso sería el fin.

El fin del juego.

Ella fue atenta, cercana, cariñosa, accesible (desde su posición),... como se espera (y a la vez no) que sean las estrellas radiantes. El emisario azul quiso serlo, y quizás se quedó en el camino, pretendidamente prudente y sin querer ser más que una anécdota. Una anécdota para él muy intensa de color turquesa, que deja un bienestar tranquilo y colmado de ganas de más, una especie de paz entre luces amables, que tarda en desvanecerse.

El emisario azul ya no tenía que sacar los dientes ni las armas de cristal templado. Todo estaba bien.

-Deberíamos irnos, entonces. Ella tiene su vida.

Más agradecido de lo que torpemente son capaces de expresar los emisarios de color, siguieron su misión los cuatro, recordando para siempre las palabras escritas por la Maestra. Para siempre.
Le dedicaría -decidió por aquel entonces el pequeño emisario de sangre real- entre otras cosas, su centenario.
Y helo aquí.
--cuento sólo para ojos entrenados--

4 de mayo de 2007

Bruce Lee y la paradoja de los gemelos

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1999, 4ª planta del edificio. El Sr. Castellanos tiene la palabra ante unos 30 jóvenes que anotan casi todo lo que él dice.- Señores, la famosa Paradoja de los Gemelos.

Obviando ecuaciones que no vienen al caso, diré simplemente que uno de los gemelos idénticos viaja a velocidades cercanas a la de la luz durante determinado "tiempo". Textualmente, uno de ellos se juega la vida "saltando" a la nave a su paso por la Tierra, y "saltando" desde ella a su vuelta a nuestro planeta. El otro, se jugaría la vida pero en asuntos menos extravagantes y más ordinarios.

La cuestión es que D. Antonio (antes mencionado como Sr. Castellanos) en aquel día -como probablemente haría cada año- propuso comparar las edades (no podemos simular el experimento viendo los rostros de los gemelos in situ) comparando el número de latidos que da el corazón de cada uno, considerándolos genética, morfológica y fisiológicamente idénticos. -arducia que por otro lado me pareció más que astuta-. El resultado de las ecuaciones informaba de que el corazón del gemelo viajero latió menos veces que el del terrestre. Menos veces, no más lento, que es distinto. Es decir, que si tenían ambos una frecuencia cardíaca de 70 pulsaciones por minuto, al cabo del experimento el corazón del gemelo viajero había latido menos veces, ergo es más joven.

Si damos esto por cierto -y yo lo doy- asociaremos el número de latidos del corazón con la vejez. Quizás no con la vejez visible, pero sí con el desgaste de nuestro motor sanguíneo. Por ello considero que es muy deseable el mantenerse en forma con frecuente ejercicio físico, que fortalezca el corazón. Frecuente, pero no excesivamente prolongado, pues en virtud de la paradoja de los gemelos, si mantenemos un entrenamiento intenso (alto o semialto ritmo cardíaco) durante largo espacio de tiempo, sometemos al corazón a un envejecimiento no buscado.

El gran error de Bruce Lee fue dedicar tantas horas diarias al entrenamiento, como puede saberse de sus propias tablas manuscritas. Mike Lee, el gemelo de Bruce, a su vuelta a la Tierra, ve con sorpresa que su hermano es más viejo -aun- de lo que sus cálculos relativistas le indican.

Entrenamiento frecuente, pero ojo: en su justa medida. No cometas el error del bueno de Bruce.

Nota para subir nota: Se trata de una paradoja porque, siendo el movimiento relativo (podría considerarse que el que se queda en la Tierra viaja a la velocidad que va la nave, en sentido contrario y respecto a ésta) SOLO uno de ellos envejece: el que arriesga la vida saltando por dos veces. Para más detalle, estudiar a fondo Electromagnetismo de 4º (de cualquier carrera), temas sobre la Relatividad Especial (o restringida), uniendo a conocimientos de Relatividad General. O viajar a 1999, 4ª planta.

http://es.wikipedia.org/wiki/Paradoja_de_los_gemelos