Life is a sandwich short of a picnic.
Muchas veces, a pesar de los pensamientos propios, que residen en mis principios gracias a los principios y pensamientos ajenos, pienso en cuánto me gustaría que alguna cosa fuese distinta. Alguna o algunas. Y digo a pesar mía, porque considero que lo real es más bello que lo irreal, en el sentido de la jerarquía de probabilidad de ocurrencia, pues lo ocurrido está por encima de lo no ocurrido, o dicho aristotélicamente influenciado, lo real precede a lo potencial. - ¿Qué hubiera pasado si...?- o -¿y si no...? - Preguntas que me solía hacer.
Sería bonito ganar sin hacer sentir perdedor al que no gana. Qué bueno sería que nadie muriera cuando -parece- que no le toca. Sería bonito que nadie decidiese eso nunca. Como dijo aquél, no alimentéis la idea de vencer, pero tampoco la de ser vencidos.
Sin vencededores ni vencidos. ¡Ay, Dios mío! (suspiros de España). Me resuena en la cabeza continuamente eso: sin vencedores ni vencidos.
Lamentablemente, no podré escuchar aunque me encantaría que así fuese, SIN VÍCTIMAS NI ASESINOS.
22 de febrero de 2006
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