23 de abril de 2008

El Filtro del café

8 postillas
LO QUE PASA Y LO QUE NO

Hay que ver cuántas cosas pasan. ¡Bufffff! ¡Cuántas cosas pasan! No paran, no paran de pasar cosas y más cosas. El mundo es una sucesión secuencial y simultánea de las cosas que pasan. Pero si muchas son las cosas que pasan, más son las que no pasan.

Esta mañana no he desayunado al levantarme. Esta mañana no he escuchado mi despertador. Hoy no he recibido un email tuyo, ni me has llamado, ni nos hemos encontrado.

Cuando una flor de un ciruelo es llevaba por un soplo de viento, y vemos que eso es lo pasa, son más cosas las que no pasan. Esa flor no se queda en su amado brote de rama de ciruelo, no cae directamente al temido suelo, ni sobre un efímero arroyuelo, no se la come un ornitorrinco cojo, no la arranca un transeúnte campero chapado a la antigua, no se deshace por la caída de un rayo. E infinitas cosas más que no pasan. Sin exagerar. Infinitas + 1, exagerando.

De entre todas las cosas que no pasan, precisamente pasan las que pasan. ¡Ya es casualidad! Suceden las que suceden. Multitud de posibilidades se quedan en el tintero de la realidad. No toman forma. No pasan.

Estoy aprendiendo a apreciar la belleza de las cosas que pasan. Me gustan las cosas que pasan, porque sobreviven al filtro de la realidad. Aunque me duelan, aunque en el momento sean tristes, incluso ésas... son -en cierto modo- bellas. Porque son las que pasan. Así es nuestro filtro de nuestra cafetera, la realidad: esto pasa; esto no.

Por eso, te pido -te ruego- que no me juzgues por las cosas que no pasan. No entristezcas si no brilla el Sol en el esperado Día. No me elimines de tu lista por los postes que no escribo, o porque no actualizo. Te pido -te ruego- que no me castigues por lo que olvidé. No te enfades por las veces que no te llamé. Te pido que no eches en falta las palabras que no dije, y no desees los besos que no te di. Ni antes de ayer, ni ayer ni hoy. Te pido -te ruego- que abraces los besos que te di. Que te doy.