26 de marzo de 2009

POR QUÉ NO ELIGIÓ MI CORAZÓN

3 postillas
¿Por qué me dices tal cosa? Me pregunto, con suma calma
(no creas que me enfado), qué razones tendrás para decirme
eso que me dices sobre él o Él.
No sé si se tratará de una lección, de una lección de vida o
algo parecido. En ese caso estaré más que dispuesto a tener
en cuenta tus palabras. No prometo obedecerlas, tenlo tú
también en cuenta.

Pero ¿por qué me dices tales cosas?
Me pregunto si me ves como un desorientado, un pobre descarriado,
que necesita ser iluminado. Pero no me enfado, recuérdalo.

¿Por qué he de creer que estás en lo cierto? Y no digo que no lo
estés, ojo. Pero, ¿acaso he de creer que eres mejor que yo? ¿Que Él
eligió tus palabras, a tí, para hacerse llegar hasta mí? ¿Eligió tus
cuerdas vocales y tus ideas en lugar de mi corazón? ¿Por qué razón?
¿Eres tú un elegido, una elegida?
¿Por qué me dices tal cosa? Insisto, ¿por qué eligió un camino
indirecto, tu mente, en lugar de mi corazón? Si te apetece aleccionarme,
prueba a explicarme por qué no eligió mi corazón.

No me digas lo espera de mí. Enséñame (si crees que no lo sé hacer)
o mejor, anímame a escuchar mi corazón. Por favor.