Martes y 13

Siempre he creído que la ciencia debería tener más presencia en la medicina. A nadie debe escapar que no me refiero a la tecnología, pues es evidente que cada día crece en este campo su presencia, sino a la metodología.

Un pensamiento parecido navega en mí en otra disciplina, pues dudo si la política la deberían llevar 100tíficos o si la política no debería existir directamente. Otra duda reside en que el principio de los males parece estar en la naturaleza del hombre, no en su formación... y que en este mundo y esta vida hay accidentes fruto del infortunio, la mayoría de ellos inevitables.

Y entre un pensamiento y otro, ¡zas! Ayer, qué buena suerte, fue Martes y 13. Hubiera sido mucho más apropiado haber hecho pública esta reflexión ayer, lo sé. Hubiera sido, mmmm ¿más oportuna? Pero no lo hice por una razón muy concreta, que comentaré más abajo.

Iré al grano. Revista Investigación y Ciencia, edición española de Scientific American. Diciembre de 2001. Número 303. Por la cercanía del euro en aquel entonces, el precio viene marcado en pesetas (800) y en euros (4.81). En la portada, cuyo título es ORIGEN Y CUNA DE LA VIDA, también se presentan los temas Anticuerpos monoclonales y la Evolución de las plantas, además de mencionar la Degeneración macular, Internet amenazada (se ven que se esperaban que yo abriera un blog), y Veinticinco años de física. En la contraportada, artículo destacado: Deltas de zonas habitadas, de Mark Fischetti. Ahí está el tomate del asunto, en el que no paro de pensar desde ayer.

Dice el resumen del artículo lo siguiente:

Si se produjera un gran huracán que afectara a Nueva Orleans, la ciudad quedaría sumergida bajo seis metros de agua, con miles de pérdidas humanas. Para conjurar el peligro, deben emprenderse gigantescas obras de ingeniería que transformen el sudeste de Luisiana.

¡Estos científicos están locos! ¡Las cosas que se les ocurre, vamos...! Te adjunto, por si te interesa, el artículo completo en pdf (3.47 MB).

Repito: en este mundo y esta vida hay accidentes fruto del infortunio, la mayoría de ellos inevitables. Otros, directamente LAMENTABLES ... Ciertamente parece un chiste. Me acuerdo de esta gente,


a los que debería dedicar el día de ayer, pero no puedo dejar de pensar en lo otro. Ojalá hubiera sido un chiste. Una carcajada, y hala, a otra cosa. Pero no.

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El compañero bloguero sito en caralblog (blog de carlos alonso), después de hacerme llegar este dato, y ante mi escepticismo incluso ante la más que probable veracidad de la noticia, me informó de que él tenía (su padre concretamente) todos los números de Investigación Y Ciencia desde el ... prurrrr! desde los años 80. Ayer por la tarde, mira tú que bien, confirmamos que en efecto, se trataba de una información veraz. Pero no me creas a mí. Haz tú lo mismo, e intenta encontrar el nº 303 de la magnífica revista. He aquí el porqué del inoportuno pero justificado retraso de este poste.

Por otro lado (párrafo que me permite cerrar el círculo), he de decir que el artículo La física en el último cuarto de siglo, de Xabier Roqué, me resultaba tremendamente familiar. Y al final me he atrevido a buscarla. Y la he encontrado hoy, no ayer, que ayer no la busqué por desconfianza en mis recuerdos. Y ahora mismo tengo dicha revista en mis manos. ¡Qué suerte! Qué causalidad, porque no he comprado más que 2 números de esta revista en mi vida. Y ahora mismo el número del que estamos hablando está apoyado, abierto, sobre mis piernas, dando un crédito jamás conocido al poste de hoy (para mí, al menos).