23 de marzo de 2007

No les hables del silencio

Recientemente he leído algunas noticias que alababan una serie de actividades enfocadas al sector más importante y sensible de la sociedad: los niños. Y cuando digo niños, debe entenderse como toda la vida, niños y niñas. Se trata como digo de una serie de actividades sobre la multiculturalidad actual, y cuyo objeto principal es evitar la discriminación por razón del color de piel o de cualquier cosa (entiendo yo).

El objetivo, cuando se persigue de esta manera que comento, a pesar de ser perfectamente valorable, tiene a mi modo de ver un par de pegas. Y es que la elección de las palabras puede determinar determinadas tendencias, y hacer tender hacia posturas determinantes. La primera peguita sería la de hacer una y otra vez hicapié en la multiculturalidad. Ya sabemos que en un país multicolor vivía una abeja bajo el blog, pero resulta que 'lo multi' expresa eso: muchos -en ocasiones únicamente significa 'más de un tipo'- y considero que la mera descripción de una sociedad en la que están presentes varias, pocas o muchas culturas y nacionalidades, se queda peligrosamente corta, pues esa descripción se ajusta igualmente a sociedades con guetos en su seno. No basta con decir que tenemos vecinos multicolores, sino que habría que incidir en que es necesaria una sana relación con ellos y una convivencia más que pacífica, colaborativa. Por esto prefiero el término Interculturalidad.

El segundo inconveniente, y más grave si me apuras (¿me apuras?), es el hacer uso en actividades con niños de pancartas y lemas del tipo NO A LA DISCRIMINACIÓN RACIAL - NO A LA DISCRIMINACIÓN TAL - NO A LA DISCRIMINACIÓN PASCUAL. Craso error, querido Watson. Los pequeñajos deben crecer viendo y viviendo de forma que perciban que no existe esa DISCRIMINACIÓN. Claro que diréis que existir existe. Bien, pues digamos que deben crecer creyendo que no existe tal marginación, como si no existiera, sin darle importancia -en el buen sentido- a la nacionalidad del vecino o al color de piel de la vecina. Considero más acertado trabajar actividades sin LEMAS ni pancartas propagandísticas, que no hacen más que subrayar, re- y sobre-saltar el hecho contra el cual se lucha.

Te pido que no les pidas a los pequeñajos Silencio a gritos. Hable con ellos. Habla mucho con ellos. Pero no les hables del silencio.

7 comentarios:

El recio dijo...

¿Como? ¿Que Heroes del Silencio tocan en sevilla el 20 de octubre?

No me había enterado... Quizas porque tengo todavía los oidos llenos de musica salsera... (No, Carlitos, no puedes hacerme esto)

Coñas aparte, me ha gustado lo de "interculturalidad" vs multi.

Un abrazo navarrico

José Luis Toro dijo...

Resulta tan evidente que nacemos sin prejuicios que aún clama más al cielo como los mayores nos lo inculcan. En algunas ocasiones malintencionadamente como es el caso de los integrismos, y en otros, con aparente buena intención como bien ha dicho Carlos. Si hiciésemos tan sólo que una generación se educara sin que le diesen más importancia al color de la piel que al color de ojos del compañero que tienen al lado, si conseguiríamos que esa generación muriese como nació, sin prejuicios, sin duda marcaría un punto de inflexión. No resulta tan difícil, los niños ya viene libres de fábricas, somos nosotros los que les ponemos cadenas.

carlitosreina dijo...

¿Cómo? ¿Dos pírricas postillas? Me refiero al número, obviamente, porque las dos son super bienvenidas, como no puede ser de otra forma. ;D

¡¡venga!! que a aquí hemos venido a participar, eso es lo importante, poddió. Hábleme.

Luis Amézaga dijo...

Primero Cultura. Luego ya podremos mezclarnos. Ocurre al revés, con lo que se produce una interinculturalidad sofocante.

Estoy de acuerdo en la versión en positivo del mundo que nos rodea ¿sí?

Anónimo dijo...

CharlesQueen!
Te apostillo que no es poco, pero no comento que porque es mucho.

Muy profundo para estas horas en que después de la lasaña tengo mas la cabeza pensando en un café, de cualquier cultura, que en lo de los niños.

Sorry, my friend, pero en otro post te comentaré!

cogerlo ahí.

Funny Blondie dijo...

Diossss, cada día me ratifico más en mi "no voy a tener hijos". Me parece taaaan sumamente dificil educarles correctamente, me parece tan sumamente complicado inculcarles valores sociales sin imponérselos.

No me veo capaz de traer a este mundo (tal cual está ahora) a una pequeña personita, que antes de aprender a hablar correctamente ya habría interiorizado varias cosas que me gustaría poder evitarle para siempre.

Un beso

www.laotracaradebarbie.com

Anónimo dijo...

Pues sí, pienso como José Luis. Las personas, cuando llegamos a cierta edad, dejamos de beber del río Ameles, de ahí que empecemos a ver sombras y a recordar todo aquello (bueno y malo, bello y no bello) que nos vienen inculcando desde pequeñitos.
En mi opinión, tal y como dice Carlitos, quizá el problema es que le damos demasiada importancia al hecho de inculcar a nuestros pequeños de la multiculturalidad, que no interculturidad. Mi sobrino de siete años lo ve todo más claro y sencillo que nosotros. Para él es totalmente normal que haya infinitas culturas y que ninguna de ellas es mejor que otras. Se limita a aprender de cada una de ellas lo mejor que tienen. ¿Por qué no aprendemos de vez en cuando un poquito de estos sabios enanos? A mi Manuel lo que le extraña es que haya tantas reflexiones entorno a la "diferencias" interculturales.
Démosno un bañito en el río Ameles de vez en cuando, o traigánme un tarrito lleno en las próximas vacaciones. Mi amigo Pablo me trajo un tarrito de los antiguos (que digo antiguo, antiquíssssimos!!) "guarda" carretes de fotos lleno de agua del Nilo, probé un poquito, pero no me hizo efecto. Es verdad que tengo mala memoria, pero sigo llevando muchas improntas inútiles que me alejan del episteme!!