19 de diciembre de 2008

Lorenzo el sueco

-Personajes ilustres I-

Esto era un sueco llamado Lorenzo que se hacía el longui o longuis (dependiendo de si se sentía singular o plural sociativo) con mucha facilidad y frecuencia, a la hora de desentenderse de algo que fingía no entender. Otras veces se hacía el distraido para no mirar para otro lado mientras se escaqueaba de tangarse. Las menos veces, se hacía el loco simulando estar desatento a otro tema, mientras se abstraía por completo de eso mismo, tan ensimismado y embebido como aparentemente aparentaba tratar de simular.

Lorenzo, se pensaba valiente. Valiente, solo que con la libertad de no afrontar lo que no le daba la gana de afrontar. Tan libre se sentía, que nunca sintió la necesidad de afrontar encararse en el espejo con su propia imagen, porque era a lo que le empujaba la sociedad, el Sistema. Tanto se escaqueó finalmente de sí mismo, que un día acabó mirándose el ombligo por no mirarse a los ojos. Y vio la pelusa de algodón. Y se recreó en ella. Tanto se recreó que se creó de nuevo. "Luis, me llamarán a partir de hoy. ¡Como el Rey!". Luis Lorenzo no afrontó jamás las consecuencias derivadas de su cambio de nombre, pero por pura libertad y "¡por excelsa humildad alienada!". Y evitó pensar que evitaba pensar, porque eso de pensar es muy egoísta. Yo creo que quería decir que era muy egocéntrico. El caso es que L.L. tenía la imposibilidad de sentirse egoísta, pues carecía de ego, y sin ego no hay ergo sum. Ergo no hay cogito.


La costumbre de mirar para otro lado, le hizo no mirar nada de nada, y acabó mirando sus párpados por dentro, podríamos decir que pseudovoluntariamente, pues no fue él quien tomó esa decisión (¡por favor!). Y así, con los ojos cerrados, se imaginaba la pelusa umbilical, tan bella y tan ramificada, que le unía al mundo que había fuera de todo.


Me pregunto: ¿cómo de frecuente es el L.L. que hay en mí? ¿Y en tí?

3 comentarios:

CarlosBlanco dijo...

Siento, pero no pillo, no te referirás a mi ¿verdad?
Permíteme tomarme la libertad de mirar para otro lado (o mis parpados 12 días mas), que con el año nuevo todos hacemos propósito de enmienda.


(mamón, no me hagas pensar con tus entradas que eso de pensar es muy egoista).

Anónimo dijo...

¡Jopé! que creía que habías suprimido los comentarios, que eso de ponerlos arriba despista y más a estas horas.

Pues creo que mirarse el ombligo a menudo, produce torticolis mental.
Aunque no te negaré que es un problema que todos hemos sufrido alguna vez, hasta darnos cuenta de la estulticia que cometíamos contra nosotros mismos.
Sí, de acuerdo, que en otros la cosa se hace crónica, pero eso es porque ya lo traen en los genes, o sea, que son así de nacimiento y eso no hay quién lo remedie.

Un abrazo primo y Feliz Navidad

Luis Amézaga dijo...

Gracias por todo.