En estos días, a tu casa y a la mía, probablemente llegará algún Crisma, que deseará lo mejor para tu familia y para la mía respectivamente. Se hará hincapié en el año que entra y también en pasar en estas Navidades -turrón de chocolate- unos momentos entrañables en compañía de tus seres queridos. Y en compañia de los míos, y en recuerdo de los más queridos que NO pueden estar, porque se tuvieron que marchar. Cosas de la edad, y de la vida... En compañía de tu familia y amigos. Que pases unos felices días. También yo te lo deseo a tí.
Tengo un amigo, buen amigo, que a veces me dice que quiere celebrar su cumpleaños en verano aun siendo escorpio. Dice que le parece bonito, por el clima, el tiempo de ocio, y algunas razones más personales (quizás). Quién sabe... a lo mejor algún día lo celebra de esa manera. Pero eso es harina de otro costal, no tiene nada que ver con esto. ¿No?
Por otro lado, lejos de querer abrir una discusión sobre el origen de la Navidad, de si no tiene sentido que los pastores estuvieran a la intemperie en pleno diciembre, que si tuvo que ser en primavera, que si el Papa tal o cual la ubicó donde le pareció (conveniente)... y sin querer de ninguna manera herir la sensibilidad de aquellos que se indignan o rasgan sus vestiduras al escuchar chiquillos cantando villancicos, quiero recordar hoy que el 24 de diciembre algunas personas CELEBRAN el nacimiento en Belén de Jesús de Nazaret. El nacimiento del niño Jesús.
Muchos Crismas y muchos emails van a pasar por las oficinas de correos y servidores de ídem respectivamente, mencionando la llegada a este mundo del niño, incluso con imágenes que representarán el humilde momento del postparto. Porque todo el mundo alberga buenos deseos y buenos sentimientos para con sus seres queridos. Pero. Sí, ya sé que sabías que iba a haber un pero, pero bueno, es-pero que sea bueno. Pero hoy pido para mí, comprender un poco mejor el sencillo pero difícil mensaje que nos dejó el niño Jesús, ya crecido. Uno de los mensajes fue que debíamos amar a nuestros enemigos. Buffff! ¿Cómo hacer eso? En efecto, es difícil de comprender, y aparentemente imposible de hacer. Menudo pensamiento: entrégate, ama, comparte ... quiere a tus enemigos. Querer a quien te quiere es sencillo. El mérito reside ciertamente en lo otro. Y yo, me quito el sombrero tanto ante este personaje como ante su mensaje, cuyo contenido principal parece obviarse la mayoría de las veces por aquellos que nos decimos cristianos. Seguidores del mensaje de Cristo, Jesús de Nazaret. - Felipe es muy buen chaval, amigo de sus amigos... - Menudo mérito... Si alguien consiguiera amar a sus enemigos (a los cuales tiene que conocer, obviamente), sería sencillo para él amar a personas que ni siquiera conoce, pues menos daño que los primeros le habrán hecho. Entonces ... amaría al prójimo ... -¿como a sí mismo?- sin distinción, como si todos fuéramos hermanos. ¡Voilá! Otra parte importante del mensaje, pero ésta sí que se suele recordar.
Te ruego que no me escribas pidiendo pruebas de la existencia de Jesús en la historia. Ni mostrando contraejemplos de lo mismo. Pero escribe algo. Seguro que sabes qué poner, no lo dudo. No lo dudes. Te pido que pienses en la parte importante olvidada del mensaje. Que haya más Cristo en la Navidad. More Christ on Christmas Time.
¿Y si deseo que pases unos (felices) días en compañía de tus seres no queridos? ¿Y si te deseo que recibas un Crisma de algún enemigo?
FELIZ NAVIDAD
TE QUIERO AUNQUE NO ME QUIERAS
AUNQUE NO TE CONOZCA
¿Me querrías aunque te fallara?