Yo hice la comunión en los Salesianos cuando hice 9 años. Curiosamente, al año siguiente, alguien decidió que a esa edad se era demasiado inmaduro o algo por estilo, y subieron la edad a 10. Bueno, no me lo tomé a mal entonces ni me lo tomo mal ahora. Ellos sabrán.
Desde el 2 de marzo del 2001 a hoy, 2 de octubre de 2009 han pasado muchas cosas. Demasiadas vistas desde unas perspectivas, y demasiado pocas, vistas desde enfrente. Pero llover, ha llovido. Eso es indudable. Se cumplen 8 años y medio. Exactamente ese tiempo. 8 años y 6 meses. Justos. Justo a medio año de entrar en edad de comulgar, podríamos pensar. Así que bueno, supongo que cada cosa tiene su momento, y se ve que ha llegado la hora del cambio. Lo sé. Se trata del final de una etapa, la etapa Reina (...mis ganas... ¬_¬ *) . Mi infancia como trabajador toca a su fin. Es hora de madurar (no te rías, ome).
Este poste está escrito para ti, que me conociste a lo largo de estos 8 años y medio, por aquí en medio. Sé que no todos los invitados vendrán (como en las bodas), y que de los que venís, pocos me dedicaréis unas palabras de réplica/contestación a modo de postilla. Lo asumo, aunque deseo que escribas algo, aunque sólo sea tu nombre. Yo, que te aprecio, lo agradeceré. Mucho.
No sé muy bien qué decirte. De verdad. Te cuento, por ejemplo, que afortunadamente no me voy huyendo de nada, de nadie ni tan siquiera de algo. Afortunadamente el cambio es provocado por una más fuerte atracción del imán destino. No obstante, no todo ha sido bueno, claro que no. Ni todo ha sido malo, claro que tampoco. Y aunque sé muy bien qué ha sido lo bueno y qué ha sido lo malo, me ahorraré el dejarlo sobre este (maldito) cristal, que debe quedar tan limpio como sea posible.
Te pido que disculpes mi discreción o secretismo respecto a este cambio de aires. Debes saber que me hubiera encantado charlarlo contigo pausadamente, pero es complicado. He tratado de alargar el triste momento de la despedida, y aquí estamos. Ahora, y de esta manera, que no sé si te gustará más o menos, pero es la mía.
Me voy. Algo cansado, pero ilusionado. Tremendamente ilusionado. Me voy, agradecido y contento por haberte conocido. Realmente el trabajo de RRHH es brillante a la hora de seleccionar al personal (¡qué buenos somos todos! sobre todo yo, ¿no?) - la mejora debe sufrirla el trato posterior y la gestión - pues en todos los proyectos, en todos los edificios, en todos los ambientes, he estado rodeado de gente fantástica (la mujer invisible, Mr. fantástico, antorcha humana y la cosa, entre otros). Fantástica de verdad. Fantástica, pero de verdad. Recuerda siempre que somos personas, y como tales debemos tratarnos: humanamente; cercanamente.
Nada más. Fue un auténtico placer. El placer es mío. Gracias. Te lo agradezco. Jojojo. Bueno, sin más enredos, simplemente espero que si no sabes aun dónde encontrarme, creo que ahora sí lo sabrás. Quien quiera, ahí me tiene.
Me voy. Qué lástima, pero adiós.
-------
*siempre he querido usar esos símbolos, puñeta. Por fin lo hago
Desde el 2 de marzo del 2001 a hoy, 2 de octubre de 2009 han pasado muchas cosas. Demasiadas vistas desde unas perspectivas, y demasiado pocas, vistas desde enfrente. Pero llover, ha llovido. Eso es indudable. Se cumplen 8 años y medio. Exactamente ese tiempo. 8 años y 6 meses. Justos. Justo a medio año de entrar en edad de comulgar, podríamos pensar. Así que bueno, supongo que cada cosa tiene su momento, y se ve que ha llegado la hora del cambio. Lo sé. Se trata del final de una etapa, la etapa Reina (...mis ganas... ¬_¬ *) . Mi infancia como trabajador toca a su fin. Es hora de madurar (no te rías, ome).
Este poste está escrito para ti, que me conociste a lo largo de estos 8 años y medio, por aquí en medio. Sé que no todos los invitados vendrán (como en las bodas), y que de los que venís, pocos me dedicaréis unas palabras de réplica/contestación a modo de postilla. Lo asumo, aunque deseo que escribas algo, aunque sólo sea tu nombre. Yo, que te aprecio, lo agradeceré. Mucho.
No sé muy bien qué decirte. De verdad. Te cuento, por ejemplo, que afortunadamente no me voy huyendo de nada, de nadie ni tan siquiera de algo. Afortunadamente el cambio es provocado por una más fuerte atracción del imán destino. No obstante, no todo ha sido bueno, claro que no. Ni todo ha sido malo, claro que tampoco. Y aunque sé muy bien qué ha sido lo bueno y qué ha sido lo malo, me ahorraré el dejarlo sobre este (maldito) cristal, que debe quedar tan limpio como sea posible.
Te pido que disculpes mi discreción o secretismo respecto a este cambio de aires. Debes saber que me hubiera encantado charlarlo contigo pausadamente, pero es complicado. He tratado de alargar el triste momento de la despedida, y aquí estamos. Ahora, y de esta manera, que no sé si te gustará más o menos, pero es la mía.
Me voy. Algo cansado, pero ilusionado. Tremendamente ilusionado. Me voy, agradecido y contento por haberte conocido. Realmente el trabajo de RRHH es brillante a la hora de seleccionar al personal (¡qué buenos somos todos! sobre todo yo, ¿no?) - la mejora debe sufrirla el trato posterior y la gestión - pues en todos los proyectos, en todos los edificios, en todos los ambientes, he estado rodeado de gente fantástica (la mujer invisible, Mr. fantástico, antorcha humana y la cosa, entre otros). Fantástica de verdad. Fantástica, pero de verdad. Recuerda siempre que somos personas, y como tales debemos tratarnos: humanamente; cercanamente.
Nada más. Fue un auténtico placer. El placer es mío. Gracias. Te lo agradezco. Jojojo. Bueno, sin más enredos, simplemente espero que si no sabes aun dónde encontrarme, creo que ahora sí lo sabrás. Quien quiera, ahí me tiene.
Me voy. Qué lástima, pero adiós.
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*siempre he querido usar esos símbolos, puñeta. Por fin lo hago