Partamos de la base de que yo no sé nada de casi todo. Me llaman el ignorante ignorado. Con eso te lo digo todo. Pero, digo yo lo siguiente:
Comemos. Y entonces la madre naturaleza, que es más sabia que savia elaborada por naturaleza que por seleccionadora, le dice al estómago: amigo, amigo, amigo. Te estàn llamando. Y el estómago responde con varias "arcás".
Resumiendo y con el mazo dando. Resulta que al comer el estómago se esfuerza en ponerse ácido, bílico, desagradable, para destrozar materialmente los alimentos ingeridos, y comenzar la digestión. Y nosotros, que somos muy listos, venga a echarle agua. Venga a diluir el ácido jugoso y gástrico. Sí... ya sé que el agua amansa a las fieras, digooooo que el agua también disuelve las cositas universalmente... Que deshace las cositas, y empapocha el pan que no veas. Pero... ¿el ácido no es más efectivo?
Yo no sé de nutrición, ni de medicina general, ni de estómagos saciados. Pero una vez pensé esto, y desde entonces, entiendo por qué el cuerpo no me pide beber comiendo, y entiendo por qué en realidad no me apetece ésto. Sí. Porque quien pide agua es la garganta, delicadita ella.
Y al estómago que le den morcilla ¿no? ¡¡Eso, eso!! Diría él, claro.
¿qué me decís? ¿ajo y agua?
16 de abril de 2005
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