La verdad sobre la mentira

Supongamos que existe algo que pudiéramos etiquetar (¡andaaaaa! ya he caido...) o denominar como hecho real. Como verdad. No hace falta que sea algo trascendente ni trascendental y cual. Puede o pue de ser algo nimio u ordinario. Véngaseme a entender por ejem ejem plo, un aserto del tipo Ayer llovió entre las 3 y las 4. Demos por cierta esa proposición que es propuesta a modo de demo. Y llamémosla proposicionDemo.

Pensemos ahora en una situación típica: una persona A le habla a otra B. Le transmite (o al menos da una piedra) la proposicionDemo.

Veamos las siguientes igualdades cuestionadas:

¿proposicionDemo = percepción de A sobre proposiciónDemo (exactamente)?
¿percepción de A = interpretación de A sobre la percepción?
¿interpretación de A = expresado por A, en forma de lenguaje (rasgos suprasegmentales incluidos)?
¿expresado por A = escuchado por B?
¿escuchado por B = interpretado por B?
¿interpretado por B = imagen final de B sobre proposicionDemo?

Antes de enfadarnos ante un malentendido, o ante una muestra de no-compresión por parte de nuestro/s interlocutor/es, quizá debiéramos recordar la ristra anterior de preguntas... Quizá ser consciente de las dificultades y de nuestras limitaciones, nos haga ser más pacientes y comprensivos. Y quizás eso sea bueno. O bueno, sea eso un "quizás".

El triunfo de la verdad sobre la mentira nos diría que la verdad sobre la mentira es que la mentira puede ser verdad, o puede no ser mentira. Pero ésto mismo puede no ser verdad, porque no sé si estas palabras de este post-e cumplen con la serie de preguntas que propongo...

Recordemos ahora que hemos partido de un hecho poco o nada dudable (aunque sí matizable o ampliable en precisión). Imagina cuando hablamos de comportamientos, personalidades (complejas o reales), opiniones, gustos, impresiones, simpatías,... Sugiero que cada uno se busque su propia estrategia para ahorrarse enfados, cabreos, malhumoreos, mosqueos, disgustos y pesares.

Todo es mentira ¿verdad?